La movilidad eléctrica se encuentra en constante crecimiento en España, sin embargo, existe un desafío latente que limita su pleno desarrollo: la escasez de puntos de recarga disponibles.
Mientras los conductores de vehículos eléctricos luchan por encontrar lugares donde recargar sus baterías o intercambiarlas, España sorprendentemente exporta la gran mayoría de las infraestructuras de recarga que fabrica en su territorio.
Ya sabes. En casa del herrero, cuchillo de palo.
Estos datos evidencian un panorama complejo que requiere atención: ¿por qué España exporta sus puntos de recarga si existe una demanda interna insatisfecha?
En este artículo, trataremos las causas detrás de esta situación y los desafíos y oportunidades que enfrenta la infraestructura de recarga en el país.
La escasez de puntos de recarga y su impacto en la adopción de vehículos eléctricos
En Smobery nos gusta ir directos al grano. Por eso, vamos a decirlo bien claro: Esta limitación se convierte en una justificación para aquellos compradores indecisos que aún no se animan a dar el salto hacia la movilidad eléctrica.
En el contexto de los puntos de recarga públicos, en nuestro país se encuentran instalados únicamente 18,128, una cifra muy reducida.
Es decir, a pesar de esta necesidad interna, España exporta el 87% de las infraestructuras de recarga de vehículos eléctricos que se fabrican en su territorio.
La Asociación Empresarial para el Desarrollo e Impulso de la Movilidad Eléctrica (AEDIVE) maneja datos impactantes: de las 360,000 unidades de recarga fabricadas en España durante 2022, aproximadamente 315,000 se vendieron en el extranjero, generando una facturación de 300 millones de euros.
Y por si te lo estás preguntando, no. No nos hemos inventado estos datos. Estas cifras se extraen del Anuario de Movilidad Eléctrica 2022-2023, presentado recientemente.
¿A qué países se exportan estos puntos de carga españoles?
Si echamos cuentas, es evidente que solo el 13% de las unidades fabricadas en España se mantienen en el país.
Por eso, los fabricantes solicitan a las administraciones que valoren e incentiven el producto nacional en los concursos públicos.
Solicitudes que han empezado a tener más peso a raíz de que una empresa asiática ganara el último concurso para la instalación de puntos de recarga destinados al parque de la Guardia Civil.
De cara a 2023, se estima que las empresas españolas de fabricación de infraestructuras de recarga de vehículos eléctricos (IRVEs) producirán alrededor de 480,000 unidades.
Los principales mercados de exportación son Alemania, Francia e Italia en Europa, Oriente Próximo en Asia y Estados Unidos o Canadá en América, entre otros destinos.
En el año pasado, más de un tercio de estas estructuras de recarga, es decir, un 38% de las 21,573 instaladas, entraron en funcionamiento.
Sin embargo, según AEDIVE, si no hubiera habido barreras administrativas, esta cifra podría haber alcanzado el 54%.
La asociación estima que a finales de diciembre pasado había un total de 7,400 infraestructuras de recarga no operativas debido a problemas de acceso a la red o falta de permisos, lo cual frena la expansión del parque de recarga público.
La utilización desigual de los puntos de recarga
La inversión en infraestructura de recarga ascendió a 220 millones de euros el año pasado. Sin embargo, el uso promedio a nivel nacional se sitúa en tan solo un 4.2%.
Arturo Pérez de Lucía, director general de AEDIVE, ha destacado la diversidad de afluencia en los puntos de recarga: mientras que algunos están siempre llenos con largas colas de espera,otros apenas son utilizados.
Además, de todas las IRVEs instaladas a finales de 2022, el 65% corresponde a puntos de carga con una potencia superior a 22 kilovatios.
Dentro de este porcentaje, el 30% son de carga rápida y alta potencia, llegando hasta los 400 kW, mientras que el 35% restante corresponde a puntos de baja potencia, es decir, inferiores a 22 kW. Estos datos contradicen las opiniones que sugieren que la mayoría de los puntos de carga en España son de baja potencia.
Como indicábamos antes, la falta de una distribución equitativa en el uso de los puntos de recarga es un desafío importante que debe abordarse. Mientras algunos puntos de recarga experimentan una gran demanda y congestionamiento, otros permanecen subutilizados.
Esta disparidad puede ser atribuida a diversos factores, como la ubicación estratégica de los puntos de recarga, la accesibilidad, la disponibilidad de espacios de estacionamiento adecuados, así como la falta de conciencia y promoción de la movilidad eléctrica.
Es necesario que se realicen esfuerzos para mejorar la infraestructura de recarga en España y garantizar una distribución equitativa en todo el territorio.
Además, es fundamental impulsar políticas que fomenten el uso y la adopción de vehículos eléctricos, así como incentivar la instalación de puntos de recarga tanto en espacios públicos como privados.
Esto permitirá superar la barrera de la falta de puntos de recarga y contribuirá a impulsar la transición hacia una movilidad más sostenible y libre de emisiones.
Y desde Smobery, trabajamos día a día por conseguirlo.
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