Puntos de recarga: La asignatura pendiente de España

Las hojas del futuro se despliegan ante nosotros con las iniciativas audaces de movilidad sostenible, y en el epicentro de esta revolución se encuentra Smobery, la incansable startup que modela el mañana sobre ruedas. 

¿Cómo? 

A través de su innovadora visión de puntos de intercambio de baterías, que no solo promueve una movilidad más verde, sino que también se alinea con los objetivos ambiciosos de los “Fit for 55”.

Las olas de cambio han llegado, y la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (ANFAC) lidera esta marea transformadora. 

El escenario está listo con la flamante actualización de los Mapas de puntos de recarga de acceso público. Una pieza vital del rompecabezas para impulsar a España hacia los horizontes de los “Fit for 55”.

Esta iniciativa, presentada en julio de 2021, se alza como un faro que guía la planificación y la monitorización. 

Un faro que traza una senda coherente y consistente para la evolución de los vehículos electrificados, tanto ligeros como pesados, mientras persigue las estrellas de los objetivos establecidos por la Unión Europea.

Para ANFAC, esta herramienta de planificación y seguimiento es una misión prioritaria. 

Después de todo, la implantación de una infraestructura para los combustibles alternativos (también llamado AFIR) ya ha marcado la arena con objetivos vinculantes. 

Y para desatar el poder de los “Fit for 55”, España tiene el desafío de instalar 45.063 puntos de recarga de acceso público para 2023. Y recordemos que ya estamos entrando en el último trimestre del año.

Una audaz proeza que duplica la red actual de 20.243 puntos, según el Barómetro de la Electromovilidad de ANFAC en el primer trimestre de 2023.

Sin embargo, la distancia hasta ese horizonte es considerable, ya que España aún se encuentra a más de 24.000 instalaciones de distancia de sus metas soñadas.

La partitura de la movilidad sostenible trae consigo notas de reducción de emisiones de CO2. 

Los “Fit for 55” establecen metas ambiciosas para la década de 2030, que incluyen una reducción del 55% y 50% en turismos y comerciales ligeros, respectivamente. 

Y un desafío absoluto del 100% para 2035.

Al ritmo al que vamos, parece difícil, complicado, pero no imposible. 

Este camino hacia la neutralidad climática exige un aumento en la penetración de los vehículos electrificados. 

Los objetivos se expanden, y las estimaciones de ANFAC nos transportan a un nuevo horizonte de 4,3 millones de turismos y furgonetas electrificadas para 2030, con una cuota de mercado del 60%. 

A medida que avanzamos hacia 2035, se dibuja una imagen aún más inspiradora: 9,8 millones de unidades electrificadas y una cuota de mercado del 100%.

Siguiendo este camino trascendental, ANFAC ha afinado su enfoque. 

Año tras año, en todos los niveles, desde nacional hasta local, sus planes para la infraestructura de recarga de acceso público se desarrollan con meticuloso detalle. 

Esta partitura se basa en los principios definidos por la Comisión Europea y ACEA, y las cifras son asombrosas: 

  • Alrededor de 64.000 puntos para 2023.
  • 91.000 en 2025.
  • 300.000 en 2030.
  • 610.000 en 2035.

Así, en el crisol de la acción sostenible, Smobery es el hilo que teje estos ambiciosos objetivos en la realidad. 

Con una misión clara y una visión inspiradora, no solo crea puntos de intercambio de baterías, sino que también allana el camino hacia una movilidad más sostenible, demostrando que el futuro puede ser eléctrico, emocionante y lleno de posibilidades.

Ya solo falta que los distintos organismos, nos dejen poner en práctica lo que hasta la fecha han podido comprobar que funciona sobre el papel.

Eficiencia energética: Menos puntos de recarga pero más potencia

La primera normativa AFIR, fechada en 2014, primaba el número de puntos de recarga frente a la calidad de estos.

A medida que han ido pasando los años, descubrimos cómo el enfoque ha evolucionado: ahora se trata de eficiencia energética, lo que se traduce en menos puntos de recarga pero con una potencia vertiginosa.

La antigua melodía del AFIR resonaba con la cifra mágica de una estación de carga por cada diez vehículos. 

Sin embargo, las estrellas del cambio han revelado una nueva partitura. 

La Comisión Europea presenta su propuesta renovada, y dos protagonistas destacan en el escenario: potencia y capilaridad. 

La trama se complica aún más cuando se reconocen las carencias en los horizontes de los Estados Miembros. 

La ambición ha sido escasa en la fijación de objetivos de penetración, y el enigma de calcular los despliegues necesarios permanece sin resolver.

Las políticas de apoyo no logran estar en armonía con los objetivos, creando una danza caótica en el escenario de la movilidad sostenible.

La propuesta es clara y audaz: más potencia para los vehículos eléctricos e híbridos enchufables. 

La tecnología galopa hacia potencias de carga mayores, y ANFAC toma el estandarte de la evolución. 

En esta nueva narrativa, los vehículos eléctricos requieren una potencia de 3 kW, mientras que los híbridos enchufables se contentan con 2 kW. 

A día de hoy, los cimientos del futuro eléctrico se construyen sobre esta premisa de potencia.

El viaje hacia 2030 se ilumina con números inspiradores. 

La propuesta de AFIR pinta un panorama de 322.000 puntos de recarga para España. 

Sin embargo, ANFAC levanta el telón con su propia visión, estableciendo 300.000 como el mínimo objetivo para alimentar el parque eléctrico. 

El lienzo de la eficiencia se extiende a lo largo y ancho de la red de recarga. 

Al terminar 2022, solo un tímido 3,8 % de los 18.128 puntos de recarga en España eran de alta potencia (≥ 150 kW). 

¿Suficiente? Ni mucho menos. 

España debe elevarse, multiplicar por cinco su red de carga de alta potencia para impulsar el vehículo eléctrico en viajes de larga distancia.

El Mapa de Infraestructura de recarga de acceso público pinta un cuadro de 698 puntos de recarga de alta potencia en este momento. 

Pero para alcanzar la ambiciosa meta anual del Fit for 55 en 2023, el escenario requiere el funcionamiento de 3.513 estaciones de alto voltaje.

Para José López-Tafall, director general de ANFAC, “los objetivos establecidos por la Unión Europea no se cumplen solo con el esfuerzo del sector, sino que precisan de un gran esfuerzo por parte del resto de los actores un compromiso del Gobierno y de las Administraciones para poder llevar a cabo la transformación de la movilidad, y en paralelo, mantener el peso de empleo e industria que la automoción supone. La industria de la automoción está liderando la descarbonización y ya está poniendo en el mercado una amplia oferta de vehículos electrificados”.

Así mismo, indica que: “Sin embargo, nos enfrentamos a unos, cada vez más, exigentes objetivos en materia de reducción de emisiones y, por lo tanto, es necesario establecer herramientas a la altura de esas ambiciones. El desarrollo de infraestructuras de recarga de acceso público es esencial para el despliegue del vehículo electrificado. Pero, de igual manera, no podemos olvidar que incentivar el mercado de electrificados es de igual de necesario para que se avance en la red de recarga pública”.

Hacia un futuro limpio: Red de alta potencia para transporte pesado

En el escenario de la movilidad sostenible, ANFAC dirige su foco hacia un horizonte más limpio y audaz. 

Como explicábamos en el apartado anterior, el corazón de la cuestión radica en la creación de una red de infraestructura de recarga pública que abarque la tierra con capilaridad y calidad, desatando así una revolución en el transporte pesado de mercancías y pasajeros.

Las páginas del futuro se escriben con una tinta nueva, y la Comisión Europea ha lanzado su propuesta de reducción de emisiones de CO2 para los vehículos pesados. 

En los corredores del debate, se establece una melodía ambiciosa: los vehículos pesados deben bailar al ritmo de una reducción de emisiones del 45% para 2030, un 65% para 2035 y un abrumador 90% para 2040. 

Y mientras tanto, los autobuses urbanos deben dar un paso de gigante, alcanzando el 100% en 2030.

Las piezas encajan, y ANFAC despliega su estrategia alineada con esta sinfonía de transformación. 

La metodología adoptada no solo abarca la totalidad de la red de recarga en España, sino también las necesidades específicas de los vehículos pesados. 

Sus sedientos motores requieren un poder inmenso, desde 150 kW hasta un descomunal 1.200 kW. Y la orquestación de la capilaridad a lo largo de la geografía nacional es clave en este juego de voltajes elevados.

Siguiendo el compás del AFIR, las cifras que se esperan son las siguientes: 

2023: se cuenta con una red mínima de 436 puntos de recarga de acceso público.

2025: 872 estaciones de alto voltaje. 

2030: 1512 puntos de recarga. 

2035: 1614 estaciones con potencias distribuidas, entre 350 kW, 800 kW y 1.200 kW.

Como bien dice José López-Tafall: “Potenciar una red de recarga con suficiente potencia y capilaridad para abastecer las necesidades de los vehículos pesados y de transporte por carretera es un eje fundamental para progresar en la descarbonización y alcanzar los exigidos objetivos de reducción de emisiones. Garantizar los espacios para que estos vehículos carguen también es un aspecto clave, y un país como España, en la esquina de Europa, debería priorizar este aspecto”.

¿Está haciendo España todo lo necesario?

Los datos más recientes del barómetro de electromovilidad de ANFAC, correspondientes al primer trimestre de 2023, muestran que España continúa ocupando una posición rezagada en el ranking europeo. 

La evolución en el mercado de vehículos electrificados y en el desarrollo de infraestructuras de recarga pública ha sido lenta e inconstante, planteando interrogantes sobre si se están tomando todas las medidas necesarias para impulsar la movilidad sostenible.

Se subraya la urgencia de adoptar medidas contundentes y efectivas para alinearse con los objetivos mínimos propuestos por el Fit for 55.

Esto implica una transformación significativa en la manera en que abordamos la electrificación en España.

Una de las acciones destacadas es la creación de una plataforma pública de información, que funcione como un faro de orientación para los ciudadanos. 

Este recurso proporcionaría datos en tiempo real sobre la disponibilidad y funcionamiento de los puntos de recarga, facilitando la transición hacia la movilidad eléctrica.

En consonancia con los objetivos vinculantes establecidos por Europa en lo que respecta a infraestructuras de recarga pública, se hace imperativo establecer un centro nacional que lidere el desarrollo y promoción de esta red esencial.

Tal centro tendría la misión de supervisar y asegurar un despliegue efectivo y coherente de la infraestructura, un paso crucial para el éxito de la movilidad eléctrica.

Además, el mejoramiento de las ayudas proporcionadas por el Plan MOVES III y MITMA MOVES es crucial.

Directrices que incluyan ayudas directas en el momento de la compra, sin implicaciones tributarias, junto con una simplificación de los procesos administrativos para la instalación de puntos de recarga, se erigen como pilares fundamentales en el camino hacia la consecución de nuestros objetivos.

La necesidad de cambios fiscales que incentiven a tanto ciudadanos como empresas a adoptar las nuevas tecnologías. 

Una reestructuración fiscal podría ser el catalizador para que una mayor cantidad de personas y compañías abracen las ventajas de la electromovilidad y contribuyan al avance sostenible de nuestro país.

Ante estos desafíos y oportunidades, la gran pregunta que queda en el aire es: ¿Seremos capaces de unir esfuerzos y trazar un camino firme hacia la realización de estos objetivos ambiciosos?

2560 1703 Okisam

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